Así, un artista como Bartolomé Esteban Murillo solo muestra figuras desnudas en las formas infantiles que pueblan sus escenas de la Virgen, con sus niños Jesús y sus putti, sus angelotes que juegan y vuelan por doquier en el espacio sagrado de sus obras. Según Plinio, el Laocoonte es «la mejor de todas las obras tanto de pintura como de escultura». Marsias del Conservatorio de Roma (230 a.
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