Sin embargo, pese al carácter puritano y contrario a la desnudez del cristianismo primitivo, fue la versión desnuda la que triunfó y se aceptó como versión canónica del tema, sobre todo desde época carolingia. En el Renacimiento el desnudo dejó de ser motivo de vergüenza y, en contraposición, adquirió un nuevo carácter heroico o incluso sagrado (sacra nuditas). Fue también autor de otra famosa imagen, la de la diosa Afrodita con las piernas envueltas en ropajes y los pechos desnudos, que nos ha llegado por varias copias, la más completa la llamada Venus de Arles del Louvre, pero que es más famosa por la copia de un artista anónimo de alrededor del año 100 a.
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