Las cuatro brujas (1497), de Alberto Durero, Germanisches Nationalmuseum, Nürnberg. Algunas de sus primeras obras muestran el prototipo femenino gótico de figuras alargadas con pechos pequeños y vientres abultados, como en Hausfrau (1493), Baño de mujeres (1496) y Las cuatro brujas (1497). Posteriormente, se entregó al estudio de las proporciones en el cuerpo humano, intentando hallar la clave de la perfección anatómica, aunque sin resultados favorables. En esa misma temporada un partido en Riazor presentó una de las mejores entradas de todo el fútbol español.
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