También Zurbarán realizó algunos cuadros sobre Hércules para la Torre de la Parada, por encargo de Velázquez. Velázquez gozó de una gran libertad en su trabajo, sin duda por su puesto como pintor real, por lo que pudo efectuar más desnudos que cualquier otro artista español de su tiempo. Aunque el resultado (físico) es un retrato en tres dimensiones, el cuerpo en movimiento introduce una cuarta dimensión, el tiempo. La desconocida (1972), de Cornelis Zitman, en una exposición en la Casa de los Tiros en Granada.
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